Allí en la oblicuidad de nuestra luna,
voy dejando mi amor todas las noches;
los mimos que te debo, las caricias
de mi hondo sentir, las ocurrencias
prendidas en palabras del silencio,
en sutiles encajes de su luz.
El pardo de tus ojos, piel morena,
circula junto a mí con el recuerdo.
Tu mano se entrelaza con la mía
bajo el encanecido parronal
de mis nostalgias.
Al caminar festiva hacia tu encuentro
me vestiré con galas de verano
e inmortales colores del estío,
como fuera en mi vida junto a ti.
voy dejando mi amor todas las noches;
los mimos que te debo, las caricias
de mi hondo sentir, las ocurrencias
prendidas en palabras del silencio,
en sutiles encajes de su luz.
El pardo de tus ojos, piel morena,
circula junto a mí con el recuerdo.
Tu mano se entrelaza con la mía
bajo el encanecido parronal
de mis nostalgias.
Al caminar festiva hacia tu encuentro
me vestiré con galas de verano
e inmortales colores del estío,
como fuera en mi vida junto a ti.
(Freya)
Marzo, 10, 2014.
Querida Freya. Precioso el poema que has escrito a la memoria de tu esposo.
ResponderBorrarMe gustaría verte más a menudo por aquí, te echaba de menos.
Muchos besos. Mary
Gracias Mary querida...intentaré hacerlo. Besos para ti
ResponderBorrarMaría, conmovedor y exquisito poema. Basto
ResponderBorrarde murmullos de ese preñado silencio que sigue a la ausencia del amor. Mi admiración bella mujer.
Muchas gracias Leticia, gracias por acercarte a leerme, por tus palabras y por dejarme tu impresión.
ResponderBorrarAbrazos.